Cada vez, somos más conscientes de que nuestras decisiones se basan, principalmente, en nuestras emociones.
Ante esta afirmación, nos damos cuenta de lo importante que es una buena gestión emocional.
Nuestras emociones, son como una voz interior que nos indican cómo respondemos ante ciertas situaciones.
Felicidad, tristeza, ira, asco, miedo y sorpresa son las emociones básicas que en algún momento de nuestras vidas hemos experimentado.
Cada una de ellas nos envían información sobre cómo nos sentimos. La incomodidad, miedo o frustración están muy presentes en el día a día de muchas personas.
¿Qué está ocurriendo?, ¿Qué nos hace sentir así?
¿Qué podemos hacer para sentirnos mejor?
Si prestamos atención a estas sensaciones, nos daremos cuenta que la respuesta está, precisamente, en nosotros mismos.
He creído que era importante mencionar el papel que cumplen las emociones, en nosotros, para poder entender por qué a veces se genera esa dependencia emocional, ya sea con tu pareja, tus amigos, etc.
Esa dependencia emocional hacia los demás es consecuencia del miedo, de nuestras inseguridades. A temprana edad es normal buscar la aprobación de los demás, forma parte de nuestra evolución y adaptación a la sociedad.
Esta necesidad la tenemos presente en todas las etapas de nuestra vida. Sentirse reconocido nos hace sentir bien, nos refuerza y nos empuja, en muchas ocasiones, a seguir luchando por nuestros sueños, pero debemos saber identificar cuándo esta necesidad de aprobación es excesiva.
Por ejemplo, no saber decir qué no, a los demás, por miedo a ser rechazado. No dar nuestra opinión por miedo a sentirnos juzgados o complacer a los demás por encima de nuestras necesidades, son algunos de los indicadores.
A veces, este comportamiento viene precedido por creencias vividas en nuestro entorno familiar o por situaciones, que por supervivencia, han hecho que actuemos así.
Por ejemplo, pensando que antes de cualquier toma de decisiones primero necesitamos la aprobación de los demás.
Esta dependencia emocional, nos conduce a limitarnos en nuestras decisiones, alterando las emociones de frustración, inferioridad, miedo, inseguridad, rabia, etc.
¿Cómo podemos cambiar nuestro comportamiento?
Es importante, identificar y aceptar dicha dependencia y pedir ayuda, ya sea a un coach, psicólogo o terapeuta emocional para que pueda guiarte y poder cambiar este patrón.
Revisa tus creencias y modifícalas por otras que te sirvan mejor.
Acepta las críticas de los demás y arriésgate a tomar decisiones por ti mismo. No tengas miedo a equivocarte, así es como el ser humano aprende y evoluciona.
Estos cambios no se logran de la noche a la mañana, pero con constancia al final se convertirán en hábitos y se integrarán en ti.
¡Atrévete a dar el paso, siéntete libre!
La felicidad está al alcance de todos.
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